La descarbonización del transporte marítimo, responsable de aproximadamente el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), avanza con nuevos marcos regulatorios, pruebas tecnológicas y enfrentando desafíos operativos, indica el último informe de Allianz Commercial “Safety and Shipping Review 2025”, al que accedió MundoMaritimo.

En julio de 2023, los Estados miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI) aprobaron una estrategia revisada para reducir las emisiones del sector, fijando metas progresivas hacia la neutralidad climática. La hoja de ruta adoptada establece una reducción del 20% en las emisiones totales de GEI para 2030, con un objetivo indicativo del 30%, y al menos un 70% para 2040, aspirando al 80%. La meta final es alcanzar emisiones netas cero en 2050 o alrededor de esa fecha. 

En abril de 2025, la OMI dio un paso adicional al aprobar un marco de cero emisiones netas que, por primera vez a nivel mundial, combina límites obligatorios de emisiones con mecanismos de fijación de precios para todo un sector industrial. Esta decisión se tomó en el Comité de Protección del Medio Marino de la organización y está programada para entrar en vigor en 2028, tras su adopción formal en octubre de 2025.

La nueva normativa será obligatoria para los grandes buques de más de 5.000 toneladas de arqueo bruto, responsables del 85% de las emisiones de CO₂ del transporte marítimo internacional. Estos buques deberán utilizar combustibles con menor intensidad de carbono o pagar tasas considerables: US$380 por tonelada en el caso de las emisiones más intensivas y US$100 por tonelada para las emisiones que excedan un umbral establecido. Los ingresos generados se destinarán a financiar iniciativas de energía limpia en el sector.

La votación que respaldó esta política reveló divisiones significativas. Un total de 63 países, incluidos China, la Unión Europea, India y Japón, votaron a favor. Por otro lado, 16 países —en su mayoría exportadores de petróleo— se opusieron, mientras que 25 se abstuvieron.

Combustibles alternativos: impulso y limitaciones 

En paralelo, el sector comienza a explorar alternativas al combustible fósil convencional. En marzo de 2024, el buque “Fortescue Green Pioneer” se convirtió en el primer buque del mundo en operar con amoníaco y combustible dual. Posteriormente, Fortescue anunció una colaboración con Cosco para construir una flota de naves propulsadas por amoníaco.

La estrategia de la OMI también incluye un objetivo intermedio: lograr que al menos un 5% del combustible utilizado por el transporte marítimo sea de emisiones nulas o casi nulas para 2030, con la meta aspiracional de llegar al 10%. No obstante, según un informe del UCL Energy Institute, el sector no está en camino de alcanzar ese 5%. A fines de 2023, apenas el 0,44% del tonelaje bruto mundial tenía capacidad para operar con combustible cero emisiones, frente al 0,32% en 2022.

La adopción limitada de estas tecnologías se debe a que la mayoría de las soluciones alternativas aún se encuentran en fase de prueba. El capitán Nitin Chopra, consultor senior de riesgos marítimos en Allianz Commercial, destaca que esta situación limita su despliegue a gran escala.

A futuro, se anticipan impactos relevantes sobre el perfil de riesgos y las pólizas de seguro marítimo. La sofisticación creciente de los sistemas de propulsión, como los motores de combustible dual, podría elevar el coste de las reparaciones y aumentar los tiempos de inactividad por dificultades para conseguir repuestos o acceder a astilleros con capacidad para atender esta maquinaria. Así lo indica el capitán Anastasios Leonburg, también consultor de Allianz.

Crecen los riesgos asociados a baterías de iones de litio

El proceso de electrificación global ha incrementado la demanda de baterías de iones de litio, lo cual representa un nuevo frente de riesgo para el transporte marítimo. El mercado de baterías se estima alcanzará los US$322.000 millones en 2030, impulsado por la expansión de los vehículos eléctricos y los sistemas de almacenamiento de energía (BESS, por sus siglas en inglés).

Este crecimiento ha venido acompañado de incidentes relacionados con incendios en instalaciones de fabricación y desguace, así como en operaciones logísticas. En septiembre de 2024, los puertos de Los Ángeles y Long Beach se vieron obligados a cerrar temporalmente terminales tras la explosión de un camión que transportaba baterías de iones de litio. Días antes, un contenedor con este tipo de baterías se incendió en el puerto de Montreal.

La capacidad energética y la estabilidad térmica de estas baterías representan un riesgo significativo durante el transporte. Buques modernos para vehículos ya transportan hasta 10.000 automóviles eléctricos, lo cual concentra un alto valor de carga y eleva el potencial de siniestros complejos tanto para la seguridad humana como para el medio ambiente.

El capitán Randy Lund, consultor senior de Allianz, destaca que también se está comenzando a transportar sistemas BESS por mar, lo cual añade otra dimensión de riesgo. Las aseguradoras están desarrollando protocolos específicos para gestionar estas amenazas y colaboran con los clientes para mejorar sus estrategias de mitigación.

El seguimiento del estado de salud (SOH, por sus siglas en inglés) de las baterías y el uso de inteligencia artificial en su evaluación emergen como herramientas clave para prevenir incidentes. Según expertos del sector, los avances en estas áreas permitirán detectar anomalías antes de que se conviertan en amenazas críticas.

Un periodo decisivo para el transporte marítimo

Los próximos años serán determinantes para evaluar la capacidad del transporte marítimo internacional de cumplir con sus metas de descarbonización. A medida que entran en vigor regulaciones más estrictas y se prueba el uso de nuevas tecnologías, el sector enfrenta retos técnicos, económicos y operativos que requerirán una estrecha coordinación entre reguladores, navieras, aseguradoras y proveedores tecnológicos.

Por MundoMaritimo