En sólo un siglo y contra todos quienes dudaron de sus fortalezas, la mujer no sólo ha hecho evidente su capacidad para compatibilizar el rol materno y una profesión, sino que ha ido más allá, ejerciendo roles que antes les estaban vetados. Las Fuerzas Armadas han sido testigo de este cambio, algo que quizás a nuestro abuelos habría escandalizado. Hoy es el turno de la Marina, institución que está experimentando un notable aumento del interés femenino por integrar sus filas.

Ejemplo de ello son las 44 jóvenes, que seducidas por el mar, entraron a la Escuela de Grumetes Alejandro Navarrete Cisterna, (A.N.C), en la Isla Quiriquina, y que ayer, luego de 10 meses de instrucción, egresaron junto a 616 grumetes masculinos.

Allí la disciplina, el orden y la fuerza no estuvieron restringidas a hombres de cuerpos fibrosos y rapados, sino que se conjugaron de manera perfecta con la sonrisa y dulzura de estas mujeres, quienes comprobaron, a los aún incrédulos de sus capacidades, cuánto pueden hacer por su institución y cuán valioso es hoy su aporte.

Este año el Segundo Contingente Femenino estuvo compuesto por 11 grumetes más que las 35 que ingresaron el 2004, un signo de que la mujer está poniendo sus manos al servicio de la Marina y, al parecer, lo está haciendo bien. Una de ellas es Silvia Jara Vejar, grumete de Sanidad Naval, quien inicia su día a las a las cinco de la madrugada para darse un baño mar, experiencia que, según comenta, es la que más recuerda de sus inicios en la escuela "porque me dijeron que me pusiera el traje de baño, pero yo nunca pensé que el baño de mar fuera eso... tirarse al mar tan helado, todos los días", explicó.

Silvia, a igual que sus compañeras, asistió a clases de enfermería, práctica en el hospital y a actividades deportivas. Una jornada sin duda extenuante, pero que asegura, "me encantó y no cambiaría por nada. Estoy feliz, me enorgullece llevar este uniforme", a pesar de que eso signifique ver a sus padres sólo una vez por semana.

A casi un año de haber postulado -a escondidas de sus padres- la joven se apronta a recibir el grado de marinero junto a las otras 43 egresadas, mañana en la Academia Politécnica Naval. Allí sellará su compromiso con la patria y la Armada de Chile. Algo que está segura de poder cumplir de la mano de una familia, cuando llegue el momento.
    
Altos mandos están orgullosos
    
Los formadores no pueden ocultar su orgullo al ver a todos sus alumnos egresados, después de meses de trabajo. Entre ellos la sargento primera Viviana Silva Molina, instructora militar de la Escuela de Grumetes Sección Femenina, quien afirma estar "feliz y satisfecha" -al igual que las otras cinco instructoras de la sección- con el logro de sus alumnas. Luego de su primer año como instructora y 24 de experiencia en la Marina, destaca el esfuerzo de estas mujeres "quienes están demostrando con hechos que pueden pertenecer a la institución y ampliar sus áreas de desempeño, compatibilizando plenamente su vida familiar con el servicio a la patria", dijo.

Algo con lo que concuerda el capitán de navío y director de la Escuela de Grumetes (A.N.C.), Cristián Davanzo Hyslop, quien felicitó a este grupo por su entusiasmo y participación, agregando que "la verdad, están bastante a la par con los hombres", afirmó.

Davanzo explicó que la Armada ha ido integrando progresivamente a la mujer, "contemplando para el año 2010, que las féminas que ingresen puedan optar a la mayoría de las especialidades, salvo algunas restricciones en un área puntual, como la infantería marina, donde se ejerce un trabajo más duro", afirmó.

Por su parte, el director general del Personal de la Armada, Gudelio Moncada Oyarzún, manifestó estar muy contento con este Segundo Contingente Femenino, "principalmente porque el hecho de que las mujeres ingresen a la Armada nos permite hacer más exigente la selección de los hombres y, por tanto, mejorar el nivel de los grumetes, algo que ahora requerimos mas que nunca, debido al avance de la tecnología.

De esta forma, explicó Mondaca, se espera que para el 2007, las mujeres puedan ingresar a la Escuela Naval, optando a las carreras de ejecutivo a bordo de los buques, en abastecimiento y en el litoral.
    
La disciplina es necesaria
    
Como estas mujeres, más de 600 hombres también demostraron el valor de su lugar en la Armada. Entre ellos, Fabián Machuca Riquelme, de sólo 18 años de edad, quien luce orgulloso al recibir la primera antiguedad como grumete naval de mantenimiento. "Yo quería ganarme este premio y hoy lo tengo", comenta sonriente, acompañado de sus padres, sus dos hermanas y su polola. Fabián sabe que le queda un largo camino por recorrer, pero lo espera "con ansias", comenta, ya que quiere llegar al más alto mando de la Marina. Esa es su meta.

Al igual que Fabián, Leonardo Andrades Saavedra, también recibió su primer premio de antiguedad como grumete naval. Leonardo destaca la formación valórica y disciplinaria que la escuela le ha entregado, la misma que en momentos no soportó por la distancia de sus padres y la necesidad de estar con ellos. Pese a todo, asegura que la exigencia es parte de la formación, "a veces es necesaria para que uno sea disciplinado. Si las cosas fueran más fáciles no serían igual". Para este joven grumete, la experiencia dentro de la escuela depende de cada uno, del carácter, por lo que "si uno es bueno y actúa bien, lo van a respetar, si no, las cosas van a ser distintas", aseguró.

Como el resto de sus compañeros, estos grumetes se aprontan a inciar sus estudios en la Academia Politécnica Naval de Viña del Mar, donde permanecerán uno o dos años, dependiendo de la especialidad que elijan. Allá nuevamente la distancia, la disciplina y la formación valórica harán su trabajo, sobre estos jóvenes que hasta ahora han recibido la instrucción básica para formar parte de la Armada de Chile. Grumetes a los que el contralmirante Gudelio Mondaca, aconseja estudiar y seguir las enseñanzas de sus superiores, para que "estén espiritualmente bien formados, ya que en el futuro van a ser líderes, al mando de otras personas, por lo que deben tener un sentido humano muy fuerte, además de amor a Dios, la patria y la familia".
 
Fuente: El Sur de Concepción